En el penal de Santa Martha Acatitla está Macarena, y su historia, como la de muchas otras reclusas es aquella en la que la falta de acceso a una defensa efectiva, la xenofobia y ministerios públicos incapaces terminaron por darle una condena de veintidós años de prisión, todo, por mil pesos.
Macarena era sexoservidora, cuando su amiga, también sexoservidora, le dijo que su cliente ya no tenía dinero para pagar. Macarena acudió a su ayuda, y el “cliente” sugirió llamarle a su mamá, haciéndole creer que había sido detenido por policías y que de no ser que pagara mil pesos, sería llevado a prisión. Cuando la madre llegó, Macarena le contó la verdad, ella se negó a pagar por la deuda del hijo y Macarena decidió detener una patrulla para arreglar el problema. Las partes acordaron ir ante las autoridades. Macarena cobraba en nombre de su amiga, quien estaba prácticamente inconsciente por la cantidad de drogas consumidas, la pasaron con el médico legista y su sorpresa fue cuando le tomaron una foto, con un letrero que decía: secuestro express. Estaba siendo procesada por secuestro. Su caso estuvo repleto de irregularidades: el consulado español no fue notificado al momento de la detención, lo que sería suficiente para reponer el proceso, cuando le preguntó a su abogado defensor por qué no la dejaban carearse con la parte acusadora, éste respondió: te voy a refundir en la cárcel pinche española refugiada.
Macarena pretendía cobrar una deuda de mil pesos en nombre de su amiga, y terminó con una condena en prisión por veintidós años. El tiempo juega en su contra, una serie de enfermedades ponen en riesgo su vida y no ha recibido la atención adecuada por distintos motivos. En el 2019 le hicieron saber que estaba en la lista de las mujeres que podían obtener una liberación anticipada, le hicieron las pruebas correspondientes, pero llegó la pandemia y no supo más del proceso. A pesar de que legalmente tendrían que sobrar motivos para reponer su proceso y ponerla en libertad, para su equipo legal esto debe resolverse antes, ya que quizá, por su salud, no tenga tiempo suficiente.
Ella teme por su seguridad pues asegura, cuando nos atrevemos a denunciar lo que pasa aquí adentro, siempre hay consecuencias.