¿Por? Es la gran pregunta. Saquemos, por favor, a Javier de la ecuación. Es más que claro que el conductor, fue sólo el mensajero. Si respiramos con calma y analizamos el mensaje, éste es y ha sido consistente con el de su jefe, quien está muy preocupado porque la economía no se detenga, principalmente la suya.
Para este ejercicio de comprensión es importante que hagamos memoria. Primero, a lo dicho el viernes: “pero sus cifras y sus conferencias ya se volvieron irrelevantes, es más se lo decimos con todas sus palabras, ya no haga caso a López Gatell”.
Cuestionar con argumentos a López Gatell, en los tiempos en los que los ejércitos digitales del poder, se abalanzan contra cualquiera que se atreva si quiera a poner en duda la magnánima obra cuatroteísta, puede ser un valiente ejercicio periodístico. Pero llamar a desobedecer las recomendaciones de la Secretaría de Salud, en televisión abierta, en medio de una pandemia mundial, es criminal.
Es importante que no olvidemos, que el soldado desobediente es aliado del presidente, que sus posturas, al menos hasta el 22 de marzo eran iguales: “todavía estamos en la primera fase, yo les voy a decir cuando no salgan, pero si pueden hacerlo, y tienen posibilidad económica, sigan llevando a la familia a comer, a las fondas… no ayudamos si nos paralizamos sin ton ni son, de manera exagerada”, dijo desde Oaxaca, López Obrador.
Esta historia cuenta con los mismos elementos con los que cuentan las teorías de conspiración y algunas noticias falsas. Se toman fragmentos de verdad, se completan con mentiras y se aderezan con chispas de dudas.
Es decir, el llamado a no confiar en los datos ofrecidos por la Secretaría de Salud tuvo como sustento, lo que ha estado sucediendo en los estados. Y desconfiar de las cifras, es plausible, sobre todo si tomamos en cuenta que México ha hecho pocas pruebas, porque es el modelo que ha decidido seguir, y porque no buscan 10, 100 o 1000, como lo dijo el subsecretario, sino una tendencia que les permita tomar decisiones. La tendencia que hoy, tiene a tope hospitales de la Ciudad de México, y que en los estados reclama más y mejor material de protección para los especialistas en salud, que como dijo Bonilla, “caen como moscas”, da números que quizá poco representen para la realidad ciudadana, pero que también ha dado pie a medidas como ampliar la jornada de sana distancia hasta el 30 de mayo.
Lo que sucedió el viernes dio pie a todo tipo de elucubraciones que pasaban desde hacienda hasta conflictos al interior del poder. La respuesta, vino en voz del propio presidente el fin de semana. Él, el hombre que lo mismo ve adversarios en un comediante y una cantante, que en la prensa que lo cuestiona, se refirió al mensaje del soldado desobediente, como un error de su amigo Javier. La Secretaría de Gobernación, que el 25 de marzo exhortó a los medios de comunicación a difundir información verificada y oficial, relacionada con la contingencia, y cito: “Es importante que toda opinión cuente con el soporte científico Y DE LAS AUTORIDADES SANITARIAS DEL PAIS…”, esa, es la misma secretaría que sólo le solicitó al medio rectificar.
Final, todos tan amigos como siempre, y la pregunta sigue: ¿por? Por salvar el dinero.