El 5 de septiembre la Suprema Corte de Justicia se definirá sobre el asunto de la prisión preventiva oficiosa. ¿Qué es? Que, si te acusan de un delito, antes de que te puedas siquiera defender, o puedan probar si eres culpable, vas al tambo. Supongamos que tu proceso dura 7 años y después de 7 años se dan cuenta que, eres inocente, usted disculpe, ya pasaste 7 años en la cárcel.
Ahora esto quiere decir que, si quitan la prisión preventiva oficiosa, y detienen por ejemplo a un feminicida en flagrancia, ¿lo tienen que dejar en libertad para llevar su proceso? No. Los jueces tienen elementos para definir si la persona debe llevar el proceso en prisión por su peligrosidad, la posibilidad de que escape o que cometa otro delito. O, por ejemplo, quizá la persona detenida acusada de traer un arma es alguien que nunca había cometido un delito, entonces pude llevar prisión domiciliaria durante su proceso, o usar un brazalete electrónico. En fin, hay muchos otros mecanismos.
¿Por qué resulta atractivo hablar meter a la gente a prisión aun cuando no sabemos si son culpables?
Por la impunidad. En México más del 90% de los delitos quedan en la impunidad, así que pensar que si detienen a alguien y lo puedan dejar en libertad, nos revuelve el estómago a todos. Pero qué tal que pensamos que más o menos el 40% de las personas que están en prisión NO han recibido una sentencia. NO se sabe si son culpable, pero ya llevan muchos años pagando una pena por un delito que no sabemos si cometieron o no.
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Y viene al caso también hablar del tema de Florance Cazes, ella publicó en redes sociales que había recibido mensajes muy lindos después de que se dio a conocer su historia a través de un documental. Y no faltaron quienes se le fueron encima, acusándola de secuestradora. Fíjense, en menos de un minuto les explico la maraña. A Florance la detienen y en el proceso le violan vayan ustedes a saber cuántos derechos, entre ellos avisarle a la embajada de su país que la tenían detenida. Cuando te detienen y violan el dichoso “debido proceso”, ya es prácticamente imposible saber si eres culpable o no del delito que te acusan, porque es casi, casi, como si se hubieran orinado, perdón por la expresión, en las pruebas. Por eso, aunque la liberación de Cazess no fue porque fuera inocente, fue por violaciones al debido proceso, tampoco quiere decir que fuera culpable. Simplemente que los encargados de la detención hicieron tal cochinero que saberlo con certeza resulta casi imposible.
Hablar de estos términos jurídicos que suenan a medicamento para la garganta: llévese un debido proceso y tómelo con dos cápsulas de prisión preventiva oficiosa, no es hablar de Florance, ni de los grandes capos del narcotráfico.
Es hablar también del chavo al que le van a sembrar un arma, es hablar de la persona a la que detuvieron con droga, o quien tuvo la mala suerte de cruzarse en el momento en que las autoridades necesitaban subir el número de detenidos para presumir buenos resultados. De personas que no tienen lana para pagar abogados privados. De cárceles sobrepobabladas y que se convierten en verdaderas escuelas de delincuentes.
Queremos un México con menos delitos, sí ¿se logra encarcelando a más gente, aun cuando puedan se inocentes? Esa es la pregunta.