El presidente habla, habla mucho, habla de todo, habla todo el tiempo. Opina sobre tuits, columnas, columnistas, cultura, deporte, y todo aquello que quepa en el espectáculo diario de más de dos horas. Ama hablar sobre sus opositores, todo aquel que le critique. Tiene una fijación con Calderón que se explica por la historia que se cuenta a sí mismo sobre las elecciones del 2006, pero no por sus decisiones, pues, el gobierno de López Obrador ha estado marcado por maximizar las propuestas de Calderón. Calderón sacó al ejército a las calles, y el presidente que prometió regresarlo a los cuarteles, lo creció, le dio un marco legal, los disfrazó de policías y finalmente les otorgó mucho más que las tareas de seguridad. El presidente que presume no tener a García Luna, tiene a Gertz Manero, y a Bartlett, liberó a un buscado narcotraficante y negoció la liberación de un general con el gobierno de Estados Unidos.
No coincido con muchas de las políticas del presidente, y creo que el manejo en algunos temas, como el de salud, ha sido criminal y, si tenemos suerte, varios de los responsables deberán ser perseguidos con el tiempo: el manejo de la pandemia, la deliberada falta de atención a pacientes con cáncer y la destrucción del sistema de compra de medicamentos e insumos médicos. Sin embargo, no dejo de reconocer todos los días, que el presidente es un genio de la comunicación política. Que sabe, como nadie, establecer la agenda. Conoce los detonadores de la opinión pública y los usa siempre a su favor, bien sabe que no existe tal cosa como la mala publicidad. Sin embargo, poner atención en lo que dice, o en sus detonadores, es siempre caer en su trampa, es un terreno en donde él es el experto. Lo que lo pinta de cuerpo completo y merece un análisis más minucioso, es aquello sobre lo que omite opinar o lo que calla el presidente:
Un grupo de periodistas es detenido en Sinaloa por un retén de civiles fuertemente armados: “No pasa nada”, dice el presidente.
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Layda Sansores publica audios del líder del PRI hablando sobre dinero obtenido de forma ilegal, y habla de forma despectiva sobre los periodistas en medio del sexenio más letal para los mismos: “No quiero opinar sobre eso, no ayuda, no ayuda.” Días antes se refirió al tema del dinero pero para cuestionar al INE y al Tribunal Electoral.
“Se llegó a decir que El Chapo estaba entre, no me gusta decirle así, Joaquín Guzmán Loera, ofrezco disculpas, estaba entre los hombres más ricos del mundo.”
“Yo le tengo respeto al expresidente Peña… lo denuncié y lo acusé de traidor a la Patria… pero por qué le tengo consideración y respeto, porque a diferencia de Calderón y de Fox y de otros no se metió en la elección.”
Sobre Trump declarando haber doblado a México: “No, no, él es así, y hay que ver las circunstancias, no voy a polemizar sobre eso…”
Cuando las manifestaciones de la disidencia cubana: “Sencillamente, no tengo opinión.”
En el tema del aborto: “En este caso me reservo mi opinión porque no quiero polemizar, no quiero tomar partido. Ya hablé de que represento a todos los mexicanos y a todos les debo respeto, entonces por lo pronto no me meto, soy dueño también de mi silencio.”
No hay duda que las respuestas más interesantes, están en lo que, por qué calla el presidente.