En la editorial de Pamela Cerdeira en De Pisa y Corre el tema de hoy es la consulta popular. Acompaña a Pamela Cerdeira de lunes a viernes en DPC por Imagen Televisión a las 8 am junto a Hiram Hurtado.
El primero de agosto volveremos a ir a las urnas. ¡Otra vez! Y quiero aprovechar a explicarles porque este tema.
La consulta popular es una gran herramienta, permite que los y las ciudadanas subamos temas que nos importan y a la discusión pública, pero todavía más importante que obliguemos a las autoridades a actuar en consecuencia.
Hay tres formas de solicitar una consulta: por el presidente, por el 33% de los integrantes de cualquiera de las cámaras y por los ciudadanos, con el apoyo del 2% de los inscritos en la lista nominal. Tu consulta la tienes que presentar a la cámara, y luego va a la Suprema Corte de Justicia para que defina si la consulta es constitucional. ¿Cómo podría no ser constitucional una consulta? Pues que quieras preguntar cosas que son contrarias a los derechos ahí garantizados. Como, hagamos una consulta para ver si le quitamos la cuenta de Twitter a Paty Navidad, o si le prohibimos a Fernández Noroña que suba fotos en toalla. Bueno, además estas dos opciones carecen de interés y trascendencia nacional, así que no pasarían. O que quisieras consultar si podemos quitarle derechos a un grupo de la población. Como quitarle a esta mujer el derecho a protestar.
No, aunque su lógica no sea aplastante, es su derecho y los derechos no se pueden llevar a consulta.
En esta ocasión, quien propuso la consulta en la que opinaremos el primero de agosto fue el presidente Andrés Manuel López Obrador. Él quería preguntar si estamos o no de acuerdo con que se lleve a juicio a los expresidentes. Esta pregunta es anti constitucional. No porque los expresidentes sean blancas palomitas, sino porque si hay cosas por las que hubiese que investigarlos, o sospechas, o pruebas de que cometieron delitos, tendrían que ser investigados ya. Así que la Suprema Corte no la iba a aprobar, pero se les ocurrió una idea, cambiar la pregunta. Y lo que nos preguntarán el 1 de agosto dice así:
¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”.
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¿Quiénes son los actores políticos, qué decisiones políticas tomadas en años pasados, cuántos años pasados? ¿Qué víctimas? ¿De cuál de todas las decisiones?
Aquí viene lo interesante, para que el resultado de la consulta sea vinculatorio, o sea, que las autoridades estén obligadas a cumplirlo, tiene que salir a votar al menos el 40% de las personas en la lista nominal. Para que se den una idea, en la pasada jornada electoral, la más grande de nuestra historia, la participación estaba por arriba del 60%.
Ahora, supongamos que mucha gente se emociona y sale a votar, y votan más del 40%, qué bien, están obligados a cumplirla ¿Qué carambas van a cumplir? ¿En la mano de quién quedará de decisión de todas las preguntas anteriores?
La consulta popular es una buena herramienta, nos conviene tenerla, sobre si la consulta viene de manos de la ciudadanía. O peor imagínense, que veo difícil que suceda, pero que la gente se arremolina a votar, y gana el no con más del 40% de participación. Entonces ¿se quedarían impunes?
Es casi tan absurdo como si hiciéramos una consulta para ver si se juzga o no a los integrantes del narco. ¿Nos tienen que preguntar?
