En la editorial de Pamela Cerdeira en De Pisa y Corre el tema de hoy es sobre las amenazas que reciben mujeres periodistas. Acompaña a Pamela Cerdeira de lunes a viernes en DPC por Imagen Televisión a las 8 am junto a Hiram Hurtado.
“Voy a violar a tu hija” Ese fue el mensaje que yo recibí, tiene 4 años, me pregunté a cuál se referirían, a la de 13 o la que acaba de nacer. No se lo dije a nadie y apagué mi celular. El infierno en mi cabeza, y el miedo, se fue después de un par de días, pero después de eso, varias veces, me detuve antes de hacer una nueva publicación en redes sociales.
La cochinada nos alcanza a todos, las redes sociales son el patio de la secundaria y quienes las habitamos hacemos lo que podemos, la esquivamos, nos tapamos la nariz o volteamos para otro lado. Pero ignorarla, no ayuda. Y la forma y el tipo de insultos que recibimos las mujeres, son distintos, tienen otro matiz. Claramente a mis compañeros nos los amenazan con violarlos o les dicen en el mejor de los casos, ya, vete a la cocina a hacerle un sandwich a tu mujer.
¿Tenemos que aguantar? ¿Ese es el precio por tener una opinión?¿Con qué cara le enseñamos a nuestros hijos que las redes se usan con responsabilidad, que no se debe insultar a nadie pero nos quedamos en silencio cuando el diálogo es entre “adultos”?
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Conferencia mundial de libertad de prensa
El reporte publicado durante la conferencia mundial de libertad de prensa encontró, sobre el acoso a mujeres periodistas lo siguiente: 73% habían recibido violencia en línea, 25% habían recibido amenazas de violencia física, 18% fueron amenazadas con violencia sexual y 20%, pongan atención 20% fueron atacadas en la vida real, en conexión con la violencia que habían recibido en línea. Ese reporte es un panorama del mundo.
¿Ahora alcanza a imaginarse cómo se ve eso, no desde la Ciudad de México? ¿Cómo se ve desde una reportera en Michoacán, o en Guerrero, o en Oaxaca? ¿Con qué paz salen a escribir una historia que revele corrupción, una historia que incomode?
Cuando la cuenta de Donald Trump fue cancelada, uno de los fundadores de Twitter aseguró que sobraba evidencia de que la violencia en línea termina por transformarse en violencia en la vida real.
¿Quieren un muro de la vergüenza?
El de este viernes seguramente lo encontrarán en sus muros, en los comentarios de quienes siguen, en las burlas entre sus cuates, o en la forma sin reprobar que dejamos que unos cuantos anónimos o no se queden al alcance de las teclas con la tranquilidad de una mujer y su familia.
Ya sé, decidimos dedicarnos a esto, es el precio. Aguanten, como los machos. Y podríamos hacerlo, pero elegimos no, porque ya sabemos hasta donde, callar, los ha llevado.
La próxima saldrán más textos y ojalá se sumen y se sumen cada vez más, hasta que que asco los agite suficiente como para que no puedan dejar de ver, ni taparse la nariz, ni mirar a otro lado. Porque ya no vamos a callar.