Imagino pequeños incendios, cobrando vida en distintos puntos del país. Fueron claros después de la toma de las instalaciones de la CNDH en el 2020, ahora recuperadas por la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Le siguieron algunos intentos de toma de instalaciones locales en otros puntos del país. Así de pronto, la fiebre violeta que tiene distintos tonos se organiza y acciona. Pero más allá de las tomas y las protestas, hay una forma muy característica de denuncia del movimiento feminista en México que es poderoso y a la vez conmovedor: el arte. Visit México Feminicida, dos instalaciones con las letras de México características de la marca Visit México sobre otras en negro que dicen FEMINICIDA. Las letras fueron colocadas tanto en Guadalajara como Monterrey y nos obligan a no olvidar que este país que quiere dar otra imagen al mundo, al que le gusta hablar de tantas cosas por presumir, no ha resuelto uno de sus episodios más dolorosos, el feminicidio.
Lo mismo sucedió con la colectiva que hizo de la exglorieta a Colón en la Ciudad de México, la Glorieta de las Mujeres que Luchan, sin más que una escultura y una escalera, lograron poner en el pedestal la imagen de una mujer con el puño en alto. La escultura sigue ahí. Habrá que ver quién y cuándo se atreven a quitarla para poner a La Joven de Amajac.
También fue con arte que las mujeres pintaron con luz los muros de Palacio Nacional para poner el mismo mensaje: México Feminicida. Fue con pintura y flores que más mujeres convirtieron las vallas que protegían los mismos muros en un memorial. Fue el arte, y se creó con pequeños botes de pintura blanca para los nombres, rosa para transformar los remaches en cruces y flores que llegaban en ramos y se compartían entre extrañas.
Así son estos pequeños incendios, se coordinan, trabajan en equipo, nadie está buscando reconocimiento o protagonismos, las amigas pasan los contactos de las otras amigas y siempre hay alguien dispuesta a ayudar: a acompañar una denuncia en la fiscalía, a guiar un aborto seguro, a recoger de casa a una mujer violentada, a llenar las calles con los nombres de otras o salir a marchar por la que no conociste y ya no está. Si bien hay muchos feminismos, los movimientos de mujeres, aun los que no se identifican como feministas, coincidimos en la urgencia de nuestra agenda: alto a la violencia.
El arte conmueve y transforma. El arte no es violencia y a la vez encuentra la forma más profunda para retratarla. Las mujeres mexicanas van a cambiar este país, y lo están haciendo entre otras cosas, con una forma de protesta única.
Te puede interesar: El fenómeno de la licencia de manejo